1 de julio de 2007

El jardín de mis delicias

El salón de tu casa. La de todos, Vegamusic. Nadie esperaba un salón tan grande para un simple sitio en medio de la nada, Internet. Nadie lo esperaba. Encontrarlo en el centro de todo, en Madrid, el centro de los habitantes de un site en Internet. El centro de todos, el punto de encuentro.


Atravesando algunas calles, de esas que nunca se venden como Madrid en las teleseries...claro, acostumbrados a las anchas de varios carriles...con gusanos de luces rojas que van, y amarillos que vienen. Marcadores en verde o en rojo, según toque en cada momento. Y entre medias, uno naranja que los empata, sin decantarse por un lado, o quizás si lo haga por el rojo. Pero lo que si que hace...es dejar un margen de indiferencia...o normalidad...Paz, sosiego... Prisas por cruzar y, cortarse cada gusano, en varios trozos de metal.

Nadie esperaba encontrar un lugar como aquel en el que todos escuchamos, atentos. La mirada de una niña, que ese día daba un paso más. Todos escuchamos ese paso. En silencio, todos miramos la emoción que ella sentía sin decir nada al respecto.

Entramos en aquel lugar donde nos había convocado. Un lugar exótico en el exterior, y sorprendentemente intimo una vez atravesada la doble puerta. Algo así como un jardín de las delicias.... Donde todo cambia el sentido, cobra valor, abre caminos a nuevas experiencias. Con un microclima propio, olor dulce a caramelo rojo, colores y emociones suspendidas en el aire. Donde nadie puede resistir sus ganas de llevarse en los bolsillos, antes de salir, un pedazo de emociones, un puñado de ese aire entre la manos, fuerte y contundente, que no se escapará de ella,. No aunque las abras. Te acompañará durante toda la vida, en tu caminar diario. Sí, el mismo aire que habrás robado a la atmósfera privada de esa gente... con la que compartiste unas horas de tu camino...


No podrá nadie evitar abrir su bolsillo para guardar uno de esos dulces, sin abrirlos nunca. Cuento una, la que guardo, sin arrebatarle nada a nadie. Una para uno, cada uno. Hay dispensadores casi automáticos de esos caramelos, y digo casi, porque son algo más. Son incluso, inteligentes. Recuerdan, uno por uno. Caras e historias.... Son inteligencia en estado puro, recuerdos en la realidad. Son simpatía, aun cuando te acercas a ellas y casi las pisas. Porque al entrar, están en todo el medio, esperando que las veas, pero tu emoción, te impide mirar a cualquier sitio, antes que al frente. Son de esas “máquinas” a las que no hace falta ni un enchufe para funcionar. Son autónomas en sí mismas... se apoyan en un única energía que a día de hoy mueve todo lo que hay en esta casa...es este salón. Ellas simplemente son....

Con el caramelo en la mano, y también mi ilusión. Esa a la que muchos ya conocéis de otras veces....un gracias en os labios, vamos siguiendo a la gente, vamos a recorrer los pasos que aun nos separan del centro. Nos colocamos a su alrededor...y....allá vamos....


Si seguimos adentrándonos en esa casa, hasta el fondo. Con su luz, sus sillitas. Donde muchos ya están sentados...yo me quedo en pie. Ya no hay mas sitio donde sentarse...pero eso hace que haya varias primeras filas....incluso una fila Cero, por encima de los que estamos de pie... Es un lujazo haber llegado hasta allí, porque será algo, nunca visto, inédito... Algo solo para los que estuvimos siempre...un regalo. Dicho únicamente en voz baja, y llenó. Eso es señal de que no hizo falta promoción ni difusión del encuentro en algún saloncito de Madrid, en alguna de esas calles que a mi no me recuerdan a Madrid...sino a cualquier otra pequeña ciudad....


Canciones, que eran de esperar, y esperábamos escuchar. Otras... inesperadas, sorprendidos quedamos al escucharlas. Y como si estuviesen los recuerdos guardados en una lata, alguien fue a por un abrelatas, destapó y empezaron a escaparse mis emociones. Se mezclaron en el aire con el resto, y junto a otras, las mías, a punto de llorar en India, la canción que me trajo hasta aquí. Esa que escuché un día, y con la que me planteé seguir dando guerra, un poquito más aun de guerra por aquí. Agradecemos con un fuerte aplauso, prolongado. Palmas de las manos que no sienten el dolor, no sienten ni controlan los movimientos, solo mueven las emociones, de un lado al otro de la sala, de manera, que todo el aire, pase por delante de sus ojos, y vea como sus oídos, son capaces también de sentirlo.

Una emoción, cuento una, la mía. Un sentimiento, o varios...ya no se. Todo en esa noche acabó mezclado, y al final, con algo de alcohol. Pero esto no hizo que las ideas se mezclasen en mi cabeza disueltas en el líquido en el que se ahogan las fiestas. Sino que fue el encargado de repartirlas por todo mi cuerpo, erizándome la piel con cada canción de ese especial track list pensado y diseñado, especialmente por y para nosotros. Por lo que no me atrevo a decir nada.
Es hoy uno de mis lugares. De los rincones de mi mundo....quizás podamos llamarle jardín de mis delicias.... Un lugar donde hay algún ídolo que otro, donde están a pie de calle, donde conversan contigo. También hay gusanos de colores, luces de neón, maquinas expendedoras de dulces, de los más sabrosos.... ¿Que más se puede pedir?.

Hilo musical en directo y no, buena música de cualquier modo. Gente que merece, el cielo. Teléfonos desconectados, ya que allí no hace falta que funcionen, ya no hay distancia. Hay objetos en vitrinas, expuestos ante los ojos de todos. Hay aves que vuelan sobre la suerte de todos, y sobre vuelan las espaldas del que canta, y le dan tu suerte, o la mía. Hay conexiones con el exterior, con el otro lado del muro, del río e incluso del mar que sigue separándonos.
Animales extraños...mutados casi diría...peces amarillos que cambian de forma...y creo que incluso de color. A veces sumergidos en las lagunas de las noches locas, otras...Saltan, para que los puedas ver. Emociones personificadas en extraños...seres que guardamos en los bolsillos...Y una inmensa puerta que se abre a todo el que quiera entrar....ese es el lugar. Donde no importa la procedencia, no importa nada más que tu motivo. El que te movió para llegar hasta allí. Ese es.. el verdadero pasaporte a este jardín.


Faros que apuntan a ese mar, a esa distancia insuperable. En referencia a los de más allá. Y alguien que se encarga de mantener viva su llama, otros controlan y dirigen la torre de luz.... Donde algunas veces esos peces relejan su luz al saltar. Y el reflejo llega otra vez hasta aquí....
Al otro lado, en el otro extremo del tablero, otro Mar, que nos separa...


Y por encima....nubes, muchas nubes que nos cubren. Que sirven de fuente de alimentación. Que a veces se sobrecargan, y descargan sobre nosotros... Y llueve.....

Crecen especies desconocidas, se forman nuevos bosques...y entre ellos, pequeños huertos donde alguien cultiva sus emociones. Día a día. Plantando para hacerlas crecer. Sembrando para recoger....semillas....


Las que hacen que el ciclo no se acabe.....y continúe....el sin fin de besos que me esperan al otro lado del sueño....

Mil gracias Mercedes por darlo todo en uno de los momentos más especiales de mi estancia en tu jardín....Mil gracias....por hacer de mis delicias en cada momento...por ser la exquisitez de los oídos más exigentes.


Donde habitamos, tu y yo....y quien más quiera entrar, con un único requisito...


Fotos y texto por Jose

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